Es una afección causada por la súbita pérdida de flujo sanguíneo cerebral (isquémico) o por el sangrado (hemorrágico) dentro de la cabeza. El primer tipo de ataque es el más frecuente y ocurre en el 80% de los casos.
Existen dos factores de riesgo a considerar, aquellos que no son tratables y tienen que ver con antecedentes familiares, sexo masculino, la edad, el haber sufrido previamente un ACV o tener lesiones cerebrales isquémicas sin sintomatología. Y, los que se tratan con medicación como ser hipertensión arterial (siendo la causa más frecuente que afecta a 8 de cada 10 pacientes), tabaquismo, diabetes, fibrilación auricular, problemas cardíacos, migrañas, colesterol alto, entre otros.
Estadísticamente, el accidente cerebrovascular es la tercera causa de muerte y la primera de discapacidad a nivel mundial; en Argentina se produce 1 ACV cada 4 minutos; sólo 1 de cada 4 pacientes que sufre dicha dolencia llega a tiempo al hospital y la misma proporción es la que mueren dentro del año posterior al ACV; entre el 15 y el 30% de los supervivientes quedan con discapacidad permanente; para reducir los daños se necesita que la persona reciba atención en las primeras 4 horas desde el comienzo de los síntomas.